Fotograma de «El acorazado Potemkin», con la bandera roja coloreada |
Gran ejemplo de todo ello va a ser El acorazado Potemkin de Sergei Eisenstein, el gran canto de solidaridad revolucionaria. La película está basada en un hecho histórico: la tripulación del acorazado Potemkin, descontenta por la infecta comida, se amotina el 14 de junio de 1905 y enarbola la bandera roja de los bolcheviques. El pueblo de Odessa, donde está atracado, se suma al amotinamiento y es reprimido ferozmente por el ejército zarista. El Potemkin, desobedeciendo órdenes superiores, abandona el puerto de Odessa ante la pasividad del resto de la flota, que no abre fuego contra él.
La película, elegida siempre entre las diez mejores de toda la historia del cine, destaca por dar papel protagonista al pueblo, por su capacidad para enardecer al público y por su magistral montaje.
Entre las secuencias más memorables de la película (la carne llena de gusanos, la bandera roja coloreada a mano,...) destaca la escena de las escalinatas de Odessa, estupenda ilustración de cómo el ritmo, movimiento y repetición, son claves en el montaje de una película. Eisenstein dijo de esta escena: «El movimiento caótico (de una masa), dentro del movimiento rítmico (de los soldados). Un aspecto del ritmo del movimiento (el agolpamiento de la gente), dentro de la siguiente escena del mismo tema del ritmo del movimiento (el cochecito rodando). Movimiento hacia abajo dentro del movimiento hacia arriba».
Esta escena es una de las más admiradas y comentadas de la historia del cine y ha sido homenajeada también en varias ocasiones, entre las que destaca la de Brian de Palma en Los intocables, en una impactante secuencia de violencia y suspense.
[Información tomada de C. Gortari y C. Barbachano, El cine; John Kobal, Las 100 mejores películas; E. Martínez-Salanova; Ezequiel Camacho; Wikipedia]
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